Es necesaria una visión integral para transformar la empresa

Luis David, nombre ficticio, es un empresario de turismo que inició su negocio hace veintidós años en una de las poblaciones con mayor demanda hotelera de un país latinoamericano. Durante estos años ha logrado un buen nombre comercial que es reconocido dentro y fuera de su país. Sin embargo, en los últimos dos años ha vivido momentos muy difíciles debido a una disminución significativa de los turistas que tomaban sus servicios y al surgimiento de nuevos centros en otros lugares del país que tienen mayor demanda de operadores turísticos.

El caso de Luis David no es nuevo, no es el primero ni será el último, pero probablemente nos sirve para reflexionar sobre algunos elementos que si se miran como un todo pueden servir para mejorar la gestión de los negocios. Denominé a este modelo el ECOSISTEMA PERSONAL debido a que percibo que si logramos impactar positivamente a la persona, la organización puede cambiar significativamente.

¿En qué consiste el ECOSISTEMA PERSONAL? Gráficamente lo podemos ver de la siguiente manera:

SIENTO/PIENSO:

Luis David tiene unas capacidades personales que desarrolla en su trabajo; sin embargo, en algunas ocasiones puede estar dejando a un lado potenciales que le servirían mucho en las circunstancias actuales: poder ver más y no solo lo que lo restringe a su población; escuchar más lo que dicen los demás sobre el negocio en el que se encuentra; estar más atento a las distintas señales que dan los clientes, los proveedores, los pobladores, todas las personas que están en su negocio… Y eso es posible si cambia su actitud personal derivada de la idea de que es exitoso y siempre lo será. Si nos encerramos en nuestras propias creencias y dejamos a un lado escuchar las de los demás, será muy probable que terminemos oyéndonos a nosotros mismos y no seamos conscientes de lo que sucede alrededor nuestro. Nuestras emociones son nuestras mejores aliadas, siempre y cuando aceptemos que ellas nos acompañan para alertarnos sobre lo que sucede dentro y fuera nuestro.

No perdamos de vista que siempre sentimos/pensamos, es decir, que no somos cerebros que sólo producen ideas o sólo producen reacciones… somos seres íntegros que nos relacionamos permanentemente con otros para construir opciones de vida que trasciendan el solo satisfacer necesidades momentáneas.

APRENDO/HABILITO:

Es probable que Luis David mantenga hábitos que le impiden aprender las nuevas habilidades que se requieren para ser competente y, por lo tanto, competitivo en el nuevo entorno de su negocio. Él, como muchos de nosotros, cree que si le ha ido bien haciendo las cosas como las hace eso es suficiente garantía para mantenerse en su negocio… “bien o mal con esto he hecho mi dinero”.

Aprender requiere aceptar humildemente la propia ignorancia sobre los temas del negocio en el que uno se encuentra, pues la velocidad de producción y transferencia de la información hoy en día es tan alta que el conocimiento que consideramos cierto en un momento determinado en seguida se está revaluando. Una vez aceptemos esta ignorancia es muy importante que de verdad queramos aprender, pues una actitud positiva (que se genera en el sentir/pensar) es indispensable para consolidar un adecuado aprendizaje. Y, quizás lo más importante, mantener la atención permanentemente en la dinámica del contexto, identificar sus cambios oportunamente para reaprender en un proceso continuo y permanente de aprender a aprender.

HAGO/RESPONDO:

Cuando somos conscientes del cambio, nuestro comportamiento es flexible. Tenemos por lo menos dos opciones: o entramos en una cadena sin fin de reaccionar a todo lo que sucede como si se tratara de “imprevistos”, en los que nos vemos como las víctimas de las circunstancias y, por tanto, no podemos hacer nada distinto a resignarnos; o estamos atentos y conscientes a cada momento de la vida para decidir-actuar de acuerdo con nuestros valores y hacernos responsables de las consecuencias de nuestros comportamientos. En este sentido, responder es muy distinto a reaccionar; en el primero somos los generadores de las cosas, orientamos los comportamientos propios y revelamos cada día lo mejor de nosotros mismos; en el segundo, solemos caer en la trampa de estar a expensas de las circunstancias y disminuir nuestro poder personal para influir sobre lo que nos sucede. La diferencia está en la mirada que tenemos de los hechos, no en lo que sucede.

RELACIONO/ACTIVO:

Probablemente Luis David a esta altura del ecosistema tiene claridad sobre su papel protagónico en lo que le sucede. Ahora es necesario trabajar sobre la capacidad de concertar y conversar orientando la acción al logro de un resultado.

Quizás la mejor imagen de una organización concertada sea una orquesta sinfónica: en ella el concepto de comunidad no es una idea ni un discurso, sino una realidad contundente que invita a reconocer al otro como un colega, un compañero, un ser humano indispensable en el equipo para lograr la mejor interpretación posible.

Cuando concebimos la relación con otro como una inmejorable oportunidad para comprender nuestra capacidad de aceptar la diferencia y, por tanto, de concebir la infinita multiplicidad de opciones que los seres humanos tenemos, la vida se abre de una manera prodigiosa. Si Luis David acepta que su negocio cambia todo el tiempo y que su rol más importante es aprender a fluir con esos cambios, tengo la seguridad de que romperá la tendencia a anquilosarse y se brindará a sí mismo y a los demás un cambio de visión que influirá positivamente sobre todos.

En síntesis, la concepción de un ecosistema nos permite integrar esfuerzos para incrementar la efectividad de manera progresiva y sostenida. Si sustentamos el negocio en una visión integral estaremos construyendo de manera innovadora en respuesta a las múltiples demandas del contexto. Es una opción clara para ser competitivos.

Sobre el autor

Jesús Muñoz

Jesús Antonio Múñoz Cifuentes es Magíster en Dirección Universitaria; especialista en Administración, Gerencia de Recursos Humanos y Alta Gerencia; experto en Control Total de la Calidad; y psicólogo. Es autor de libros sobre Administración, Gestión Humana y Liderazgo, ponencias en congresos y artículos en revistas especializadas. Ha sido directivo en organizaciones privadas de Colombia, así como asesor y consultor internacional en los temas de transformación organizacional, gestión y liderazgo estratégico, y gestión humana (BANCO MUNDIAL, AID, PNUD). Actualmente es Profesor de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, así como profesor invitado en universidades suramericanas y norteamericanas.

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