Empresas familiares: Los sucesores se deben preparar desde la niñez
En un mundo de constantes cambios, las empresas familiares deben sumar al reto de mantener la calidad y la competitividad, el tema de la transferencia de la empresa en manos de la siguiente generación. El camino al éxito de toda empresa familiar tiene que ver con poder entregar la antorcha. Esto requiere una preparación a largo plazo en la que no se pueden perder de vista aspectos clave.
Con 214 años de historia, la familia Lombard se da a la tarea de compartir su experiencia con otras empresas familiares en todo el mundo, pues no importa el país, no importa el género, los negocios de familia tienen los mismos problemas, los mismos sucesos, las mismas preguntas, las mismas dudas. Fue este compromiso de colaboración lo que trajo a Santo Domingo a Marc Groothaert, Partner del Group Holding Company Lombard Odier y Alexis Lombard, miembro de la séptima generación de Lombard Odier, quienes tuvieron a su cargo el “living case” en la 3ra versión del Family Business 2010 de INTRAS.
Han asumido el reto de compartir los secretos de cómo ha logrado mantenerse en la familia esta empresa cuyos orígenes se remontan a tiempos en que Ginebra era una plataforma muy importante para todo el comercio entre el Sur y Norte de Europa, lo que abrió una excelente oportunidad de negocios dada la demanda importante de financiamiento y cambio de moneda. El fundador de la empresa en ese momento tuvo la visión y lo convirtió en uno de los primeros bancos de ese género que hubo en Europa.
“El nivel de negocios lo hemos aumentado con los años, tenemos representación en más de 20 países. No es un banco de préstamos, no pone en riesgo la estructura del banco, lo que hacemos es invertir el dinero de nuestros clientes acordando con ellos cómo quieren que su dinero sea invertido. Cada cliente es alguien muy importante para nosotros”.
Una de las misiones de Lombard Odier es cuidar el patrimonio de los clientes para la próxima, “nuestro trabajo es estructurar y gestionar el patrimonio. Nos encargamos en asesorar sobre el manejo de herencias. Como nosotros somos una empresa familiar promovemos y cuidamos que las empresas familiares se mantengan y aseguren su sobrevivencia a través de las generaciones”.
Cómo lo lograron
La empresa de la familia Lombard empezó como toda empresa, con todos sus valores. “Lo logramos con mucho trabajo y asegurándonos que el capital se mantenía en una misma empresa y que las generaciones siguientes mantuvieran la misma ética y los mismos principios de honradez, trabajo y conocimiento”.
“Con un mundo cambiante, cada vez más complicado y más difícil, cada generación ha tenido sus propias tareas, ha tenido que enfrentar sus propios problemas económicos. Después de haber sobrevivido 41 crisis en doscientos años, todavía estamos aquí para hablar del tema”.
La sucesión
El mensaje más importante que llevan los Lombard a las demás familias es que el tema de la sucesión hay que prepararlo con tiempo, no es algo que se hace de un día para otro. Y esto, asegura, sólo se logra poniendo en práctica una buena ética, comunicación y educación.
Una generación son 20 años, hay que empezar a educarla en el negocio desde temprana edad. A Alexis Lombard le gusta ponerse él mismo como ejemplo. Desde que era pequeño compartía en la mesa del desayuno con su papá toda la cotidianidad del trabajo, de lo que sucedía en su despacho todos los días. Ahora lo siguen haciendo los domingos. Cada uno se cuenta lo que han hecho en sus oficinas.
En el valor de la comunicación descansa la base de todo. “Muchas empresas comienzan con un líder, que tuvo una idea y comenzó un negocio. Esta puede ser una persona muy fuerte y que no sabe compartir y comunicarse con sus hijos. Un día llega su muerte y la empresa va mal porque como empresario no supo transmitirles a sus hijos su conocimiento sobre el manejo de la empresa. Tristemente, esto suele suceder con mucha frecuencia. La mayoría de las veces lo que pasa es que se vende la empresa y la familia la pierde”.
Para garantizar un traspaso con éxito es importante que la empresa familiar cuente con jóvenes que aspiren a la dirección. Entonces, desde temprana edad se debe cultivar la valoración y el respeto de las funciones directivas. Una forma muy eficaz de promover este clima es reconocer y cultivar aquellas cualidades de los distintos miembros de la familia que les convierten en buenos líderes.
Desde niños, los que componen la generación de sucesión deben ir comprendiendo en qué consiste la dirección. “Pueden entender que, al tomar las riendas de la dirección, podrán poner sus dotes y su talento al servicio del mundo que les rodea y obtener muchas recompensas, lo que es más importante, la alegría y la satisfacción que aportan el ayudar a los demás o levantar una empresa”.
Es importante inculcar a los jóvenes la idea de que la dirección comienza por el reconocimiento de la oportunidad de ejercer la dirección. Los jóvenes deben mantenerse alerta y asumir responsabilidades. Aunque es vital recibir ayuda de sus padres, su preparación depende de ellos mismos. Un aspecto clave es que cuando detecten oportunidades no se pregunten qué desean conseguir para sí mismos, sino que desean conseguir para todos. Este es un mensaje que debe ser transmitido y reforzado constantemente. Observando el comportamiento y ofreciendo comentarios, se puede lograr que se mantengan centrados en la idea de que la dirección eficaz de una empresa familiar es la que busca conseguir lo mejor para la familia y para la empresa.
El paso siguiente es trabajar en el desarrollo de las dotes de dirección propiamente dichas. Mientras más oportunidades tengan los jóvenes de poner a prueba sus habilidades para dirigir, más motivación tendrán para asumir este reto en el futuro. En este punto es importante hacer hincapié en la gran variedad de funciones directivas a las que pueden aspirar. No tienen porque ser altos directivos y, de hecho, puede que sean más felices en otros puestos de dirección y, de ese modo, hacer una contribución importante.
Para entrenar a los jóvenes desde temprana edad es recomendable brindarles la oportunidad de desarrollar sus aptitudes delegando en ellos la dirección de asuntos menores. Se aconseja ponerlos en situaciones de las que puedan aprender, aun cuando fracasen, sin pasar vergüenza y sin desalentarse. A medida que vayan creciendo se les puede ir dando retos de dirección más difíciles.
Otra medida de estímulo, es motivar a los jóvenes a asumir funciones de dirección en el instituto, en la universidad y en organizaciones sociales. Estos son escenarios idóneos para ejercitar y perfeccionar las dotes de dirección.
Es recomendable también crear un ambiente de formación como directivos en la empresa y en la familia. Algunas familias propietarias de empresas crean consejos de administración junior o “paralelos” en los que se permite que los adolescentes de más edad observen e interactúen con los accionistas y otras personas que estén tomando decisiones relacionadas con la empresa. Asimismo, se les puede invitar a las deliberaciones del consejo familiar para que puedan aprender y realizar aportes antes incluso de que asuman responsabilidades.