¿Cómo lograr que su personal dé su máximo potencial?
Desde los inicios de la empresa moderna, el estudio sistemático de la producción, la productividad y la conducta humana asociada a estos conceptos ha sido probablemente el quehacer más significativo de académicos de todas las ciencias. De esta forma, nacen los estudios ergonómicos, los estudios sobre estilos de personalidad, los estudios de tiempos y movimientos, los tests de inteligencia, una gran cantidad de teorías de motivación y, más recientemente, los estudios de procesos y manufactura esbelta. Cada ciencia, desde su enfoque, ha tratado de explicar y fundamentar tesis que sustentan cómo lograr el máximo potencial de las personas en la función productiva.
Este reto de maximizar el potencial del personal adquiere mayor sentido cuando en recientes estudios se demostró que la diferencia en productividad entre el 10% de personas que mejor se desempeñan en “x” puesto y el 10% con menor desempeño en el mismo puesto, es en algunos casos de un 300% y en otros hasta un 1200%.
El Dr. Stephen R. Covey, renombrado escritor y conferencista internacional especializado en el tema de efectividad personal e interpersonal, acostumbra hacer la siguiente pregunta en sus intervenciones: “¿Cuál de ustedes podría afirmar que su gente tiene —y ustedes mismos tienen— más talento y capacidades que las que su puesto actual les permite manifestar?”. La respuesta es casi unánime: cerca del 100 por ciento contesta afirmativamente.
Ante esta realidad, surge la pregunta: ¿Qué podemos hacer, entonces, para lograr liberar todo el potencial de nuestra gente y el nuestro propio? Pero antes de responder esta pregunta, sería necesario clarificar qué entendemos cómo máximo potencial. Cuando nos referimos al máximo potencial de una máquina, pensamos en la capacidad para producir “x” número de piezas, procesar “x” volumen de información o desarrollar “x” cantidad de revoluciones por minuto, por ejemplo, donde “x” representa una cifra que indica el mejor y más eficiente uso de la energía, recursos y componentes de la máquina. Lo curioso es que los indicadores que hemos diseñado para medir el potencial de las personas no son muy diferentes de los que establecemos para las máquinas. A manera de ejemplo: piezas por hora hombre, personas atendidas por hora, llamadas realizadas por día, etcétera.
Ahora bien, la gran cuestión es que las máquinas, a diferencia de las personas, solo tienen una dimensión: la física. Las personas tienen cuatro dimensiones: la física, la mental, la social y la espiritual. Cuando hablamos de máximo potencial humano, nos referimos entonces a la expresión plena de las capacidades físicas, mentales, sociales y espirituales de la persona.
Para entender esto mejor, hay que comprender el paradigma de la persona integral que expone el Dr. Stephen R. Covey en su libro El 8º Hábito: De la efectividad a la grandeza. Este paradigma considera que la persona tiene cuatro dimensiones y en cada dimensión tiene una necesidad básica a satisfacer. La no satisfacción de esas necesidades produce un desbalance y no permite entonces liberar el talento y potencial de la persona. Dicho de otra forma, cuando la persona logra un balance en las cuatro dimensiones, está en plena capacidad de liberar su máximo potencial.
Bajo esta perspectiva, la respuesta a la pregunta de qué podemos hacer para liberar nuestro potencial y el de nuestra gente se concreta en una acción muy sencilla de decir, pero muy retador de vivir: procure mantener un balance en las cuatro dimensiones.
Esto se traduce, para la dimensión física, en cuidar su cuerpo por medio de cuidar su alimentación, su descanso y procurar un adecuado nivel de actividad física; en la dimensión mental, en estudiar, leer literatura relevante, obligarse a buscar más de una alternativa cuando enfrente un problema; en la dimensión social-emocional, en cuidar sus relaciones con familia y colegas, y procurar restaurar relaciones dañadas; y finalmente en la dimensión espiritual, en clarificar su misión de vida, su legado, la contribución significativa que usted quiere realizar.
De cara a su personal, el reto es mayor, pues moralmente usted no puede exigir lo que no es capaz de vivir y, más aún, lo que no es capaz de facilitar. De forma que, para liberar el máximo potencial de su gente como líder, usted primero debe modelar una vida balanceada en las cuatro dimensiones y luego identificar qué prácticas, políticas y sistemas debe implementar en su organización a fin de crear el ambiente y las condiciones propicias para que su gente tenga el camino allanado y, en su libertad, elija expresar en plenitud sus capacidades físicas, mentales, sociales y espirituales.