El efecto Ícaro: La ciencia detrás del éxito (y fracaso) de los high potentials

En una tarde de otoño, mientras compartía un té con la directora de talento de una multinacional, ella me hizo una pregunta que me persigue hasta hoy: “¿Por qué nuestras estrellas más brillantes a menudo se estrellan de la manera más espectacular?”
Me recordó al antiguo mito de Ícaro, quien voló tan alto que el sol derritió sus alas de cera. En el mundo corporativo, lo llamo “el efecto Ícaro”: ese fenómeno en el que nuestros talentos más prometedores sucumben precisamente a las cualidades que los hicieron destacar en primer lugar.
Los números son sorprendentes. Un estudio longitudinal que realicé con 150 high potentials en América Latina mostró que el 40 % de ellos experimentaba lo que yo llamo un “derailment o descarrilamiento significativo” en los primeros 18 meses tras una promoción importante. Pero aquí está lo fascinante: no fallaban por incompetencia, sino por lo que yo llamo “competencias sin calibrar”.
Permítanme contarles la historia de Miguel (nombre cambiado), un brillante ejecutivo de finanzas que conocí hace un tiempo. A los 32 años, ya era CFO de una empresa mediana. Su capacidad analítica era legendaria, ya que podía descomponer problemas complejos con una precisión quirúrgica. Sin embargo, dos años después de su promoción a CEO, la empresa estaba en crisis. No porque sus decisiones fueran técnicamente incorrectas, sino porque su precisión analítica se había convertido en parálisis por análisis.
Esta historia me llevó a desarrollar lo que llamo el “marco de las metamorfosis del talento”, un modelo que explica cómo las fortalezas pueden transformarse en vulnerabilidades si no son adecuadamente moduladas. Aquí están los patrones más críticos que he identificado:
- La paradoja de la precisión. Los high potentials a menudo destacan por su
capacidad de resolver problemas complejos. Pero en roles de liderazgo superior, esta precisión puede convertirse en perfeccionismo paralizante. La clave está en desarrollar lo que yo llamo “precisión adaptativa” —la capacidad de ajustar el nivel de detalle según el contexto. - El síndrome del superhéroe solitario. Muchos talentos llegan a la cima por su capacidad de ejecución individual. Pero en el liderazgo senior, esta independencia puede convertirse en aislamiento. Un dato revelador: el 67 % de los descarrilamientos en mi estudio estaban relacionados con la incapacidad de construir y mantener redes de apoyo efectivas.
- La trampa de la certeza. La confianza que proviene del éxito constante puede evolucionar hacia lo que yo llamo “certeza tóxica”—la incapacidad de considerar perspectivas alternativas. Como me dijo una vez un CEO: “El éxito temprano puede ser el enemigo más peligroso del aprendizaje continuo”.
- El espejismo de la escalabilidad. Muchos high potentials asumen que las estrategias que funcionaron en niveles anteriores simplemente necesitan ser “escaladas” en roles superiores. Este es un error crítico. Cada nivel de liderazgo requiere no solo más de lo mismo, sino algo fundamentalmente diferente.
Pero aquí está la buena noticia: estos patrones pueden anticiparse y gestionarse. A partir de mi investigación y experiencia, he desarrollado lo que llamo el “Protocolo de Desarrollo Tridimensional”:
Dimensión 1: Autoconciencia expandida. No se trata solo de conocer tus fortalezas y debilidades, sino de entender cómo estas evolucionan (o involucionan) en diferentes contextos. Una técnica que utilizo es el “Mapa de Impacto Situacional” —un ejercicio en el que los líderes analizan cómo sus comportamientos clave producen resultados diferentes en distintos contextos.
Dimensión 2: Agilidad contextual. Los high potentials necesitan desarrollar lo que llamo “cambio de código conductual” —la capacidad de modular su estilo según las demandas de la situación. Un ejercicio poderoso es el “shadowing inverso”, donde los líderes senior siguen a empleados de primera línea para reconectarse con las realidades operativas.
Dimensión 3: Resonancia relacional. Esta es la capacidad de construir y mantener conexiones significativas a través de niveles y funciones. Un dato interesante: los high potentials que participan en lo que llamo “mentoría recíproca” (donde mentor y mentoreado intercambian roles regularmente) muestran un 40 % menos de probabilidad de descarrilamiento.
Dimensión 4: Resonancia relacional. Esta es la capacidad de construir y mantener conexiones significativas a través de niveles y funciones. Un dato interesante: los high potentials que participan en lo que llamo “mentoría recíproca” (donde mentor y mentoreado intercambian roles regularmente) muestran un 40 % menos de probabilidad de descarrilamiento.
Lo más fascinante de todo esto es que el verdadero antídoto para el efecto Ícaro no es volar más bajo, sino aprender a modular la altura. Como me dijo Miguel, aquel CEO que mencioné al principio, después de recuperarse de su crisis: “El secreto no está en evitar el sol, sino en aprender a danzar con él”.
Algunas preguntas poderosas para reflexionar:
- ¿Cuáles de tus mayores fortalezas podrían estar al borde de convertirse en
limitaciones? - ¿Cómo cambiaría tu estilo de liderazgo si supieras que lo que te trajo aquí no te
llevará al siguiente nivel? - ¿Qué conexiones significativas podrías estar sacrificando en el altar de la
eficiencia?
Recuerda: el verdadero potencial no se mide por qué tan alto puedes volar, sino por tu capacidad de navegar diferentes altitudes con gracia y propósito.
Y tú, ¿estás listo para reescribir tu propia historia de Ícaro?