Liderando a la persona integral
“Cómo atraer y retener talento de alto nivel es, sin dudas, uno de los retos más significativos que los gerentes enfrentan hoy día. Aunque existen numerosas razones para esto, me gustaría exponer mi punto de vista acerca del núcleo del problema. Con frecuencia hablo a grandes grupos de personas y hago la siguiente pregunta: “¿Cuántos de ustedes creen que la mayoría de las personas en su organización posee mucho más talento, inteligencia, capacidad y creatividad que las necesarias para poder cumplir con los requisitos de su puesto o de las que realmente se les permite usar?”
Invariablemente, más del noventa y cinco por ciento de las personas alza sus manos. ¡Noventa y cinco por ciento! Esto implica que la gente no siente que sus mentes o sus capacidades únicas son respetadas, integradas o balanceadas en la gran mayoría de las organizaciones. ¡Qué desperdicio!
¿No es entonces una excelente idea que luchemos para atraer y retener empleados? El fallecido Peter Drucker, una de las autoridades gerenciales de mayor impacto, dijo: “Dentro de algunos cientos de años, cuando la historia de nuestro tiempo sea escrita desde una perspectiva de largo plazo, es probable que el evento más importante que los historiadores destaquen no sea la tecnología, ni la Internet, ni el comercio electrónico. Es el cambio sin precedentes en la condición humana. Por primera vez – literalmente – un número sustancial y rápidamente creciente de personas tiene opciones. Por primera vez ellas tendrán que gestionarse a si mismas. Y la sociedad no está preparada para ello.”
Las personas son multidimensionales -compuestas de cuerpo, corazón, mente y espíritu- y tienen necesidades particulares asociadas a cada una de estas dimensiones. Pero la mayoría de los teóricos, negocios, disciplinas, organizaciones y expertos no toman en consideración esta característica tan fundamental de la naturaleza humana. No se dan cuenta que la necesidad de tener acceso a esas cuatro partes es tan imperativa como la necesidad del cuerpo por el aire. Nuestro cuerpo, corazón, mente y espíritu deben encontrar su expresión en cada parte de nuestras vidas.
Nuestro cuerpo simboliza nuestras necesidades físicas, incluyendo alimento, techo y vestimenta. Nuestra mente representa nuestras necesidades de crecimiento intelectual y de aprendizaje constante. Nuestro corazón representa nuestra necesidad de relaciones, conexión y amor. Nuestro espíritu se refleja en nuestra necesidad de contribuir, de dejar un legado y hacer una diferencia en el mundo.
Si usted ignora todo esto, es negligente o traiciona una porción de su ser, usted disminuirá grandemente su habilidad de ejecutar. Similarmente, si usted no atiende al cuerpo integral, usted está poniendo en peligro su capacidad de operar, así como su habilidad para liderar. En el trabajo todos esencialmente necesitamos las mismas cosas:
1. Págame justamente (cuerpo); | |
2. Trátame con amabilidad (corazón); | |
3. Involúcrame creativamente (mente); y | |
4. Comprométeme a servir las necesidades humanas en maneras basadas en principios (espíritu). |
Las organizaciones que crean oportunidades y ambientes que consideran las cuatro dimensiones de sus empleados se benefician del mejor desempeño de la persona integral en un trabajo integral. Las personas integrales desencadenan la capacidad enorme de su fuerza de trabajo lo que les permite llevar a cabo la misión de la organización. Las personas escogen consciente o subconscientemente una forma de conducta que varía desde la rebelión hasta la creatividad en su máxima expresión, basándose en el grado en que su situación de trabajo respeta, integra y equilibra todas sus necesidades.
Las personas que, hasta cierto grado, tienen las cuatro necesidades satisfechas (lo físico o económico, lo social, lo intelectual y lo espiritual), que tienen un trabajo significativo para ellos y que lo desempeñan basándose en principios, crean un sentido de integridad: son personas integrales en trabajos integrales.
Aquellas a las que no se les paga justamente, cuya supervivencia y/o necesidades económicas no son satisfechas (cuerpo), que no son tratadas amablemente (corazón) o involucrados creativamente (mente) en un trabajo con significado (espíritu) terminan eligiendo una de estas tres opciones de comportamiento: rebelión, obediencia maliciosa o, en el mejor de los casos, simple cumplimiento.
Cuando una dimensión vital de la naturaleza de la persona es ignorada u oprimida, se siente como un “objeto” que tiene que ser controlado o gestionado. Su corazón no está en su trabajo y se encuentra emocionalmente desconectada. Consecuentemente, eligen una de esas tres opciones de comportamiento, que a su vez lleva a sus empleadores a sentir la necesidad de controlar y administrar a esos empleados. La necesidad de controlar a los empleados crea una codependencia entre los administrados y el gerente. En cambio, una persona integral en un trabajo integral se administra ella misma. Para poder atraer y retener empleados altamente calificados usted tiene que administrar las cosas pero liderar a las personas. Y el proceso de crear una persona integral en un trabajo integral es la esencia del liderazgo.