Conciencia emocional: Aprender a liquidar el ego
No los conocemos aún, por eso estamos como estamos. La fase actual, es de transición, de lo viejo a lo nuevo; y como transición que es, conlleva una gran dosis de incertidumbre para todos: el pasado ya lo vemos como pasado, pero el futuro aún no lo podemos vislumbrar. Esto nos hace sentir perdidos, incómodos e inseguros, por eso vivimos tan centrados en nosotros mismos.
Ha de surgir un nuevo ser humano que aún está tratando de encontrar su rumbo. Un ser humano no centrado en satisfacer necesidades superfl uas, sino que camine en busca de un sentido.
¿Y todo eso por qué?
El ser humano no puede vivir de espaldas a sí mismo, y los últimos años los hemos vivido así, sin pensar, sin saber en realidad a donde íbamos. En apariencia, los dictámenes del consumo nos lo ponían todo claro: “eres lo que tienes”. Sin embargo, esa lucha encarnizada en función del tener nos ha dejado bastante vacíos; nos empezamos a dar cuenta que las promesas no eran reales; que no somos más felices por tener más cosas. En realidad, el ser humano de hoy se siente un poco hueco; si se para a pensar no sabe a donde va, ni por qué.
¿Y entonces?
Ya no podemos esperar instrucciones, ni dejarnos guiar, ni hacer lo que otras personas quieran que hagamos; esos eran otros tiempos. Hoy nosotros tenemos que elegir, tomar decisiones autónomamente, entender internamente por qué y para qué lo hacemos. Encontrar en aquello que hacemos nuestro sentido, a partir de ahora seremos gestores de nuestro propio destino.
El nuevo ser humano necesita
conocerse y entenderse mejor; responsabilizarse más de su propia persona, encargarse de su desarrollo y darle un sentido verdadero a su vida.
¿Y cómo yo puedo conocer cuál es mi ego?
En la vida todos vamos de algo, todos mostramos diferentes imágenes. Refl exionar sobre las nueves caras del ego, te pueden ayudar a identifi car cual es el tuyo:
“Yo soy perfecto”. Son personas con ira, que tienen miedo a mostrarla, entonces han aprendido a mostrar una cara diferente de lo que realmente sienten, es decir, pueden estar verdaderamente incómodos y mostrarse muy agradables. Son personas correctas, precisas, educadas, con unos sólidos principios morales y con un alto nivel de autoexigencia.
“Yo siempre estoy dispuesto a ayudar”. Son personas que quieren ser queridas y tienen miedo a mostrar sus propias necesidades, se muestran por tanto siempre serviciales y dispuestos a echar una mano a quien haga falta. Son personas preocupadas por los demás, generosas, demostrativas, complacientes y muy cariñosas.
“Yo soy una persona con éxito”. Son personas con miedo a fracasar que se adaptan como un camaleón a cualquier circunstancia con tal de mantener su imagen de éxito. Son personas ambiciosas, ganadoras, rápidas, pragmáticas, entusiastas y prácticas. Tienen una elevada consciencia de imagen.
“Yo soy diferente y auténtico”. Tienen miedo a ser del montón, les aburre la normalidad y echan en falta la belleza pura, todo les parece ordinario. Ante los otros, proyectan una imagen de seres únicos y especiales para evitar que puedan descubrir que ellas también tienen defi ciencias. Son personas sensibles, individualistas, idealistas, temperamentales y con un alto componente creativo.
“Yo pienso y sé”. Son personas con miedo al vacío que se aíslan del resto, y se protegen con una imagen de sabios pensadores. Son personas distantes, intelectuales, tranquilas, objetivas y poco sensibles a las emociones. Tienen una constante necesidad de aprender, de comprenderlo y averiguar todos los por qués.
“Yo soy fiel y leal”. Son personas con miedo a transgredir, mantienen siempre una imagen de seres obedientes, y proyectan en otros lo que no pueden admitir de sí mismos. Son personas preocupadas, responsables, comprometidas y con un alto sentido de la obligación. Les gusta verifi car siempre las diferentes alternativas.
“Yo soy positivo y divertido”. Son personas con miedo a sufrir, que evitan el dolor racionalizándolo y así mantienen la imagen de eternos optimistas. Son personas osadas, alegres, prácticas, espontáneas, versátiles y con una gran capacidad de entusiasmarse con todo lo que suponga un nuevo proyecto.
“Yo soy fuerte y poderoso”. Son personas cuyo miedo a sentirse vulnerable, les lleva a negar la debilidad, así mantienen su imagen de seres fuertes. Son personas con carisma, retadoras, vitalistas, sinceras, protectoras, voluntariosas, amantes de las grandes hazañas y los grandes retos.
“Yo soy pacífico”. Son personas con miedo a entrar en confl icto, que adaptan un comportamiento al margen, pasivo, para mantener su imagen de persona de paz. Son personas conciliadoras, indolentes, modestas, satisfechas, complacientes que siempre crean armonía y mantienen la paz.
¿Y eso cómo se hace?
Desarrollando nuestra inteligencia emocional, es decir esa capacidad que tenemos los seres humanos de comprender nuestras emociones y saber manejarlas de forma que nos ayuden a conseguir la conducta deseada. Es decir, de dominar los hábitos mentales que favorezcan nuestra propia productividad.
Es un proceso de maduración. Cuando las personas desarrollan esa conciencia de sí mismas, manifi estan mayor confi anza, asumen mejor las decisiones y expresan sus opiniones más libremente.
Ahora bien, el ser humano es un gran desconocido de sí mismo. Desde temprano aprendemos a proteger nuestros miedos con una máscara, con un ego que nos da seguridad.
Esa confi anza con la que nos disfrazamos para enfrentarnos con el resto del mundo es falsa, nada tiene que ver con nuestra verdadera esencia, pero preferimos identifi carnos con ella que profundizar en lo más hondo de nosotros y sentirnos vulnerables.
Somos prisioneros de una imagen, representamos papeles por miedo el que dirán. Actuamos como marionetas en un teatro de títeres.
Sólo cuando somos conscientes de nuestra cara del ego, podemos domesticarlo e ir suavizándolo cuando actúa. El ego siempre va a querer salir a fl ote, porque produce admiración y la valoración de otros. El ego da mucha seguridad, pero piensa que no es nada, es una pura invención, el ego no eres tú. Quien se presenta con el ego, sobreactúa, miente, es falso, orgulloso y vanidoso.
Sólo hay una herramienta para hacerle frente: “la humildad”. Deja de venderte, no vayas de nada, no imites a nadie, muéstrate como eres, le guste a quien le guste, expresa tus opiniones, tus sentimientos. Libérate de las apariencias y aprende a ser tú mismo, con tus fortalezas y tus limitaciones. No necesitas exagerar sino confi ar en tu propio potencial.