¿Está listo para el futuro del trabajo?

¿Cómo será el futuro del trabajo? Y quizás, lo más importante, ¿están usted y su organización preparados para lo que está por venir?
Para anticipar el futuro, consideremos el pasado de dos empresas (cuyos nombres mantendremos confidenciales); ambas prosperaron en 2020.
La primera empresa había logrado décadas de éxito. Su estructura y procesos estaban bien definidos, y los líderes habían sido eficaces adoptando una mentalidad de «siempre lo hemos hecho así y funciona». Después de la pandemia, la empresa siguió avanzando de la misma manera. Los resultados no han sido sobresalientes. Muchos empleados se agotaron, la productividad se desaceleró y algunos clientes recurrieron a la competencia.
La segunda, una empresa con visión de futuro, ha adoptado la flexibilidad y la tecnología. Los líderes aprovecharon la IA para optimizar las operaciones, utilizaron los datos para realizar un seguimiento de lo que funcionaba con los procesos internos y para llegar a los clientes, y confiaron en que los empleados trabajaran cómo y dónde pudieran prosperar mejor. Experimentaron sin descanso, probando todo, desde semanas laborales de cuatro días hasta centros de colaboración virtuales. La segunda empresa no solo ha sobrevivido al cambio global, sino que ha prosperado.
Detrás de los audaces experimentos y los cambios estratégicos en la segunda empresa, había líderes que tomaban decisiones deliberadas. Su voluntad de desafiar las normas tradicionales permitió que sus organizaciones se adaptaran.
Para comprender el impacto del liderazgo en un mundo que evoluciona rápidamente, debemos observar a los líderes que impulsan estas transformaciones y los pasos que toman. El éxito en el futuro cercano vendrá de equilibrar la tecnología con entornos que prioricen la adaptabilidad y el bienestar humanos.
En resumen, no podemos aferrarnos al pasado si queremos construir un futuro que funcione para todos.
Entonces, ¿qué vemos venir?
La IA y la analítica de datos como motor de la estrategia. Peter Sondergaard, quien fuera vicepresidente senior y jefe global de investigación de Gartner, afirmó que «la información es el petróleo del siglo XXI y la analítica es el motor de combustión». Las empresas más progresistas de hoy en día ya dependen en gran medida de los datos para tomar decisiones, optimizar los flujos de trabajo y predecir tendencias. Al aprovechar la analítica avanzada y la IA, las organizaciones están descubriendo información que impulsa iniciativas estratégicas y mejora la eficiencia.
El aprendizaje continuo es esencial. En el futuro, será vital ganar la competencia por el talento adecuado. Por lo tanto, debemos enfatizar que nuestra cultura tiene un enfoque en el aprendizaje continuo y el reskilling o reciclaje profesional. «Estamos viendo cada vez más que las personas quieren sentir que son una inversión para la empresa», dice Sonia Malik, Líder de Programa Global de IBM. Eso significa que los mejores líderes ayudarán constantemente a los miembros del equipo a mejorar sus habilidades para satisfacer las demandas emergentes a través de una capacitación que sea relevante y accesible. Como individuos, también significa que tendremos que asumir una mayor responsabilidad de nuestro propio crecimiento y aprendizaje, manteniéndonos proactivos en la búsqueda de habilidades que nos mantengan competitivos. La adaptabilidad será tan crítica como la experiencia en el próximo lugar de trabajo.
El trabajo flexible no va a ninguna parte. Los modelos de trabajo híbridos y remotos continúan siendo clave en las organizaciones con visión de futuro y que priorizan la eficiencia y el bienestar de sus equipos. Aun así, no existe un enfoque único para definir la mejor manera de trabajar de las personas. Las empresas necesitan seguir experimentando con distintos marcos y ajustando sus estrategias para encontrar lo que funciona para ellas y mantener niveles sólidos de colaboración, productividad y lealtad. Las culturas deben asegurarse de que cuando las personas se reúnan en persona, sea por una razón: que los empleados sientan que cuando están en la oficina, están allí para trabajar juntos para lograr la misión de su organización, no solo para presentarse para ser vistos o estar por obligación.
En última instancia, el futuro del trabajo dependerá de la capacidad de los líderes organizacionales para adoptar nuevas tecnologías. Y, sin embargo, también hay esperanza en todo esto para nosotros: en un mundo impulsado por los datos y la tecnología, serán los humanos los que aporten visión, creatividad y resiliencia, asegurando que las empresas no solo se adapten al cambio, sino que prosperen frente a él.