Las siete trampas…
He tenido la dicha de interactuar con, o mejor dicho, de aprender de miles de personas exitosas. Me atrevo a especular que no pasa un día en el que no interactúe por alguna vía con una persona exitosa. Ya sea por vocación o por “desviación” profesional, trato de aprender de estas personas, en algunos casos haciendo preguntas directas, en otros por simple observación, y en algunos pocos mediante profundo análisis.
Si algo he aprendido es que en materia de éxito no existen las recetas de “qué hacer” pues cada caso de éxito responde a realidades, coyunturas y contextos diferentes. Lo que sí he identificado es que hay recetas de “qué no hacer”: lo que estas personas no hacen o, mejor dicho, lo que evitan hacer a toda costa, ya sea de forma natural o meditada, en su camino hacia el éxito. Estas lecciones aprendidas las he querido resumir en siete “trampas” en las que debemos evitar caer. Se las comparto a continuación:
1. La trampa del estatus: Las personas que caen en la “Trampa del Estatus” toman decisiones, incluso financieras, fuera de sus posibilidades solo para estar a la altura de la imagen que desean proyectar, o peor aún, del estándar de vida al que aspiran. Adquieren bienes y servicios y disfrutan de lujos por encima de sus posibilidades y margen de maniobra de sus ingresos actuales, llegando incluso a hipotecar sus ingresos futuros y cayendo en una espiral de la que resulta casi imposible salir. Las personas de éxito, sobre todo al inicio de sus carreras, evitan caer en esta trampa, pues es de las que más pueden limitar su potencial de crecimiento.
2. La trampa de “Querer Encajar”: La mayoría de los que caen en esta trampa dedican enormes cantidades de recursos y esfuerzos para lograr “encajar”. Con “encajar” me refiero a ser aceptados y pertenecer a un determinado grupo, o ser considerados de una forma determinada. Las personas de éxito, o al menos las que dejan huella, están conscientes de que son únicas en el universo y que tienen realidades únicas, no tienen temor a no “encajar” y saben que la mejor vía al éxito es ser auténticas. No les preocupa ser percibidas como “extrañas”, excéntricas o simplemente distintas.
3. La trampa de la complacencia: Esta trampa consiste en perder el impulso o “bajar la guardia” cuando ya se ha alcanzado un nivel cómodo de éxito. Los que caen en ella por lo regular han perdido la perspectiva debido a que en su entorno les hacen sentir superiores. En el caso de algunas personas con altas posiciones ejecutivas, el caer en esta trampa puede ser generado por la percepción de considerarse exitosas por el hecho de tener acceso, como parte de los beneficios vinculados a su posición, a elementos externos y “estéticos” asociados con el éxito.
4. La trampa de compararse: Los atrapados en esta trampa piensan que existen ciertos “indicadores visibles o tangibles” del éxito y solo asumen que lo han logrado cuando estos indicadores se manifiestan. En lugar de medir su avance con respecto a sí mismos, constantemente miden su avance con relación al de los otros. Viven en una eterna competencia y comparación con los demás, muchas veces sin que estos lo sepan. A menudo, devoran biografías de personas exitosas en busca de nuevos patrones y modelos. Como, lamentablemente, en su esquema de comparación solo evalúan ciertos parámetros y pierden la perspectiva integral del éxito, son los más proclives a sufrir de envidia.
5. La trampa de posponer: Los que caen en esta trampa se escudan, consciente o inconscientemente, en las crisis mundiales o nacionales, en las reformas fiscales, en que no hay circulante y en cualquier otra excusa u obstáculo, por mínimo que sea, para no tomar decisiones. Estas personas han desarrollado el “don de la procrastinación”. Aplazan la toma de decisiones importantes y se distraen con cualquier actividad a fin de no afrontarlas. Una mezcla de apatía, inconformidad y resignación hace que les cueste mucho tomar decisiones. Las personas de éxito han aprendido a “posponer el posponer”.
6. La trampa de ser la víctima: Las personas atrapadas en esta trampa no han aprendido a asumir la responsabilidad de trazar su destino. Se creen la historia de que el universo conspira en su contra y que la suerte no está a su favor. Todo lo que les pasa en la vida es culpa de otros o de las circunstancias pasadas, presentes o futuras. Todo lo que les pasa en la empresa es culpa del jefe, de los compañeros, de los empleados que supervisa… Como decía el Dr. Covey, las personas de éxito saben que existen situaciones que escapan de su círculo de influencia y se concentran y trabajan en lo que sí está dentro de su círculo de influencia.
7. La trampa del perfeccionismo: Los que caen en esta trampa sufren de “parálisis por análisis”. Necesitan que todo esté “en su punto” antes de tomar acción. Aplazan y retrasan proyectos e iniciativas bajo la premisa de que todavía deben mejorarse algunos detalles. Si bien estas personas por lo regular hacen las cosas excelentemente bien, cuando al fin toman una decisión otros ya se le han adelantado… Lo más grave del caso es que detrás de esa actitud perfeccionista a veces subyace una “inseguridad disfrazada” o un miedo patológico al rechazo o al fracaso.
¿Cómo evitar caer en estas trampas? No hay una respuesta sencilla. Pero el solo hecho de admitir que existen es ya un paso importante, pues al reconocer en nosotros comportamientos que encajan con alguna de estas siete trampas,podemos tomar acción correctiva de inmediato.