Leadership is an affair of the heart (El liderazgo es un asunto del corazón)

Me moriré defendiendo que el ser humano no puede perder su calificativo.

Seguiré gritando al mundo que la humanización no está pasada de moda.

Promulgaré que los avances tecnológicos nos ayudarán a progresar, siempre y cuando cada individuo piense por sí mismo y decida como usarlos.

Me seguiré sorprendiendo cada vez que escuche que el mundo de los afectos no pertenece a las organizaciones. ¿No están estas compuestas de seres humanos? ¿Y entonces?

No dejaré de disgustarme cuando me digan que hablar de afectos en las empresas no procede.

Y confieso que seguiré respondiendo “entonces, hablemos de amor, sabiendo que se volverán locos o, más bien, optarán por pensar que la desubicada soy yo.

La realidad de estas reacciones tiene que ver con las percepciones que tenemos sobre lo que es correcto o no, y los significados, a menudo no contrastados, que damos a las palabras.

Cuando pensamos en afectos, se nos vienen a la cabeza besos y abrazos;

los corazones y el color rojo o rosa. Cosas que, como todos sabemos, no pertenezcan al ámbito empresarial.

Sin embargo, si avanzamos un paso más allá y tomamos consciencia de que cuando se habla de afecto en las organizaciones, nos referimos a un sentimiento de unión o vínculo entre seres humanos, entonces, parece que todo empieza a tomar sentido.

¡Qué líder no quiere comportarse humanamente con su equipo! Qué líder no ve la necesidad de dejar una huella emocional en las personas con las que trabaja.

¡Quien no cree que sea necesario trabajar en todo aquello que lleve a apreciar y vincular a las otras personas!

“El liderazgo no se trata solo de hacer, sino de cómo hacer sentir a los demás”.  Samantha Laurent

Hoy más que nunca es necesario humanizar y cargar de afecto a las organizaciones, fundamentalmente por 3 razones:

  1. La importancia de cuidar la salud mental. Los entornos de trabajo seguros y sanos no solo son un derecho fundamental, sino que también tienen más probabilidades de minimizar la tensión y los conflictos en ese ámbito y mejorar la fidelización del personal, así como el rendimiento y la productividad laborales.

Está sobradamente demostrado que la ausencia de afecto está vinculada a diversas psicopatologías como la depresión, la sociopatía… de las que todos de alguna manera somos responsables.

  1. La aceleración constante de la vida nos está impactando. La velocidad y la aceleración de nuestra vida afecta a nuestra salud física y psíquica, y contribuye a la deshumanización de nuestras relaciones. La velocidad disminuye la calidad de la relación con los otros y las organizaciones no son una excepción.

 

  1. La IA es el catalizador de la deshumanización. Como se basa en algoritmos y datos estadísticos, la IA tiende a despersonalizar las decisiones, eliminando las consideraciones éticas y morales que suelen guiar las decisiones humanas.

Por todo esto y mucho más, las organizaciones han de poner más empeño y trabajar en promover el bienestar y la calidad de vida de las personas. Debemos esforzarnos por crear entornos en los que las personas sean felices trabajando.

Mi propuesta es desarrollar culturas afectivas o vinculantes en las que se generen espacios protegidos y cuidados para conocer emocionalmente a los colaboradores y, de ahí, encauzar adecuadamente sus sentimientos hacia el bienestar.

Si un líder quiere desarrollar una cultura afectiva lo primero que ha de tratar es SER PERSONA, que lo resumiría en:

Soy humilde.

Estoy en paz.

Me comporto como un verdadero ser humano.

Te sonrío

Te ayudo desde el corazón tratando de ser amable y dejando que desde ahí las cosas fluyan.

Cuando estoy enfadado, no te suelto mi mal humor.

Tampoco te grito, sino que trato de pausarme y entenderme bien.

Asumo mi vulnerabilidad y permito la tuya; no tomo represalias.

Cuando quiero decirte algo, te lo digo con amabilidad, dándote valía y reconocimiento.

Cuando estoy contigo, estoy verdaderamente presente. No eres mi segundo plato.

Te acepto tal y como eres, no busco cambiarte, ni decirte cómo has de vivir.

Entiendo que cada uno está viviendo su propia historia, y te acompaño y empatizo con tu sufrimiento y tu dolor.

Te doy las gracias y te pido perdón mirándote a los ojos, siempre que amerite.

Reconozco cuando me equivoco, asumo mi parte de responsabilidad en cada situación que no nos ha salido como esperábamos.

No te apresuro. Soy paciente y hago por comprender tu ritmo y tu forma de aprendizaje. Te apoyo.

Creo espacios para el diálogo y el reconocimiento.

Valoro todo lo que haces por mí y te lo agradezco.

 

Bien, bien… pero ¿cómo puedo fomentar el vínculo emocional para convertirme en un líder de corazón? Estableciendo el modelo AFECTO:

  1. ATENCIÓN PLENA

Invertir tiempo de calidad con las personas y estar presente para el otro. Esta es la mejor forma de establecer vínculos fuertes. Es muy positivo programar reuniones semanales y realizar actividades de teambuilding periódicamente.

  1. FOMENTAR RELACIONES AUTÉNTICAS.

Estas relaciones deben ir más allá de los procesos y los procedimientos. Se trata de establecer lazos que permitan interactuar a las personas con confianza, y apoyarse para sobrellevar las presiones del día a día.

  1. ESCUCHAR PARA COMPRENDER.

Crear espacios de escucha profunda y de participación para responder a las preocupaciones concretas como podría ser la conciliación.

  1. CONFIANZA.

Hay que crear espacios psicológicamente seguros. Hay que confiar en las personas. “Confiar” viene de “con fe”, que quiere decir una total entrega a las personas. Apostemos por la confianza en lugar del control, pues es más rentable y efectiva y diseñemos entre todos un sueño para que el estrés no forme parte de nuestro cotidiano laboral para dar respuesta a este grave problema de salud pública.

5. TRASCENDER Y DAR PROPÓSITO Y SENTIDO AL TRABAJO.

Emitir estímulos positivos, expresando a diario gratitud, optimismo o confianza. La forma de transmitir impresiones por parte de los líderes repercute en el ánimo general y las ganas.

6. ORGANIZACIÓN CONSCIENTE.

La organización ha de poner a las personas en el centro. Relativizar los problemas. Implementar un clima de trabajo positivo. Incentivar la comunicación, evitando la generación de rumores e incertidumbre. Fomentar hábitos saludables entre los empleados, en especial la actividad física.

El Journal of Applied Psychology ha señalado que las organizaciones con alta responsabilidad afectiva registran mejores índices de compromiso y desempeño laboral, y se convierten en atractores de talento calificado.

En definitiva, desde la perspectiva de las organizaciones como sistemas vivos, el cuidado de las personas y de los procesos es tan importante como la obtención de resultados. El liderazgo es un asunto del corazón…

Sobre el autor

Maryam Varela

Maryam Varela, PhD en Inteligencia Emocional por la Universidad de Bircham, EE.UU., Psicoterapeuta por el Instituto Europeo de Psicoterapias de Tiempo Limitado, Certificada como Coach por la escuela Tavistock de Londres, Master en Recursos Humanos con Especialización en Comunicación por la Universidad Libre (ULB), Bélgica, Postgrado en Psicología Industrial por la New York University (NYU), EE.UU., Licenciatura en Administración de Empresas por la Universidad Central de Iowa, EE.UU.

La Sra. Varela es una destacada formadora en habilidades directivas, habiendo impartido a la fecha más de doscientos (200) talleres, cursos, charlas y seminarios abiertos al público e In House. Es también socia de CAEC Consulting, reconocida firma de consultoría y coaching en las áreas de Marketing, Recursos Humanos, Finanzas y Gestión brindando servicios a las más grandes empresas de capital sueco en España. Maryam Varela es facilitadora asociada a la firma de capacitación INTRAS.

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