Cómo la metodología Getting Things Done ayuda en la incertidumbre de la vida profesional y personal
Como coach e instructora de la metodología Getting Things Done (GTD), he pasado años ayudando a personas a encontrar la calma en medio del caos, establecer rutinas efectivas y celebrar las pequeñas victorias diarias que les permiten alcanzar una mayor productividad con menos estrés. Todo esto les ayuda a lograr ese balance vida trabajo tan buscado por todos.
Pero, como cualquier profesional que es mamá primeriza, me enfrenté a una nueva clase de desafíos y sorpresas que ninguna planificación podía prever. En este viaje inesperado, descubrí que aplicar los principios de GTD no solo me ayudaron a mantener mi cordura, sino que también mi compañero y yo logramos transformar las noches inquietas en momentos de paz y la incertidumbre en una hermosa aventura.
El Método GTD se basa en establecer rutinas efectivas:
- Captura todo lo que llegue a tu vida
- Traduce cada asunto capturado en una acción y un resultado
- Agrupa tus asuntos en categorías lógicas y en lugares a los que tengas acceso rápido
- Revisa con regularidad tu mundo asegurando que todo esté vigente
- Toma decisiones confiando en el sistema que has creado y basándote en lo más relevante de hacer en cada momento
Este esquema mental resulta ser un regalo invaluable tanto en la vida profesional como la personal. Como padres primerizos, vimos de primera mano que, —desde la alimentación hasta el ritual para dormir—, tener rutinas predecibles no solo calma al bebé, sino que también proporciona a los padres un sentido de control en medio del desconcierto.
Con GTD, los profesionales celebramos cada pequeña victoria al marcar como realizada una acción. Aplicar esto a la crianza nos permitió apreciar los pequeños logros de nuestro bebé: desde sus primeras sonrisas hasta sus primeros balbuceos. Al adoptar esta mentalidad, no solo encontramos alegría en los momentos cotidianos, sino que también construimos una conexión más fuerte con nuestro pequeño.
La metodología GTD nos enseña a abrazar la incertidumbre con calma, a descomponer grandes tareas en pasos manejables. Esta filosofía se trasladó a mi maternidad, donde aprendí a abrazar la incertidumbre con serenidad, enfrentando los desafíos un paso a la vez.
En nuestro viaje como padres primerizos, descubrí que ser coach e instructora de GTD no solo enriqueció mi habilidad para guiar a otros, sino que también se convirtió en un recurso invaluable para nuestra propia familia.
Las rutinas, la celebración de pequeñas victorias y la gestión serena de la incertidumbre no solo crearon noches tranquilas, sino que también nos regalaron una familia más feliz. Esto nos permitió incluso tener el tiempo y el espacio mental para poder compartir con el mundo nuestra experiencia. Así es como nació nuestro libro: Bienvenido al mundo, pequeñito. Esta guía es más que un simple manual de crianza, es el resultado de aplicar las enseñanzas del método Getting Things Done a la increíble aventura de ser padres primerizos y profesionales a la vez.