Marian Rojas Estapé: La ciencia y el arte de vivir mejor
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Cada cierto tiempo, al realizar las entrevistas de portada para esta revista, uno se encuentra con personalidades a las que hay tanto que preguntarles que es un desafío por dónde empezar y, sobre todo, se hace muy difícil condensar en unas pocas preguntas todo lo que sería interesante abarcar. Marian Rojas Estapé es, sin lugar a duda, una de esas personas extraordinarias.
Marian, quien es una connotada y muy solicitada psiquiatra e investigadora en España, se ha especializado en la gestión emocional y su profundo impacto en el bienestar humano. Es, además, una destacadísima autora y una conferenciante brillante, cuyas presentaciones cautivan a audiencias multitudinarias tanto en su país natal como en América Latina. Su enfoque innovador e integrador de mente y cuerpo la han posicionado como una referente indiscutible en el campo de la salud mental y el bienestar integral.
Es también autora de tres libros transformadores —Cómo hacer que te pasen cosas buenas, Encuentra tu persona vitamina y Recupera tu mente, reconquista tu vida— todos bestsellers que han tocado y cambiado la vida de cientos de miles de personas, enseñándolas a comprender sus emociones y conectar con su sentido de propósito. Su alcance se amplifica y multiplica a través de las redes sociales, donde cuenta con 3.8 millones de seguidores en Instagram y 817,000 suscriptores en YouTube, plataformas desde las que sus mensajes claros y poderosos impactan en cientos de miles de personas diariamente.
A continuación, les compartimos esta enriquecedora e inspiradora entrevista con Marian, exclusiva para Gestión en la cual exploramos sus ideas, aprendizajes y consejos para llevar una vida más plena.
1. Marian, en su libro «Cómo hacer que te pasen cosas buenas», usted enfatiza el poder de enfocar la atención. ¿Qué ejercicios prácticos recomienda para lograrlo?
Estamos viviendo una profunda crisis de atención. Cada vez nos cuesta más enfocarnos, concentrarnos y profundizar. Existen diferentes causas: el estrés crónico, la soledad, la hiperestimulación… y las distracciones. Para volver a prestar atención hay que ser conscientes de cómo estamos. Introducir lo que llamo “pequeñas rutinas vitamínicas” en nuestro día pueden ayudar.
Lo primero es eliminar las notificaciones en la pantalla. Es decir, que nuestra pantalla no se encienda cada pocos minutos con distracciones que alteran nuestra zona de atención. Por otro lado, dedicar instantes al día a frenar, meditar o contemplar. Nuestra mente es muy agradecida a la meditación. Empezar con pequeños ejercicios de respiración pausada y consciente potencian con nuestra corteza prefrontal — zona cerebral de la atención y concentración— y ayudan a frenar los pensamientos rumiativos.
2. Vivimos en una época de búsqueda constante de gratificación instantánea. ¿Cómo podemos desarrollar paciencia y concentración?
Vivimos en la era del “todo, aquí y ahora”; queremos sentir constantemente emociones intensas. Somos drogodependientes emocionales, adictos a experiencias vibrantes. Conocernos y comprendernos es clave para potenciar la paciencia y la concentración. Me gusta hablar de la “batería mental”. Cuando nos cansamos, saturamos o estresamos, esa batería baja y entramos en nuestra peor versión cognitiva y emocional: más irritables, más impacientes y menos capaces de concentrarnos. Hay que identificar qué es aquello que nos intoxica de cortisol —es decir, que nos pone en modo alerta— y aquello que nos repara.
Es recomendable dedicar más tiempo a aquello que protege la corteza prefrontal como es el deporte, la alimentación saludable y el contacto con la naturaleza. También es útil crear “zonas libres de tecnología” en casa, espacios donde el móvil no entre, como la mesa al momento de las comidas o la última hora antes de dormir. Esto ayuda a entrenar la mente para tolerar la espera y no depender de la gratificación inmediata.
3. ¿Cómo podemos gestionar las heridas emocionales del pasado para vivir plenamente el presente?
La felicidad consiste en haber superado el pasado, vivir con ilusión el futuro y conectar de la mejor manera posible con el presente. Si uno se queda enquistado en el pasado, se convierte en víctima, en persona depresiva, y el organismo entra en alerta constante. Eso puede activar enfermedades en el presente tanto físicas como psicológicas.
Todos libramos batallas con temas del pasado que nos han hecho sufrir. Hay traumas más o menos intensos y dolorosos, pero tenerlos identificados nos ayuda a superarlos. Muchas veces tendemos a recaer en nuestros fantasmas interiores al no tener identificado el origen de nuestros miedos e inseguridades. En ocasiones, hay que pedir ayuda para poder curar esas heridas; en otras, un trabajo interior puede ayudar a definir lo que nos perjudicó y las consecuencias que ha tenido en nuestra voz interior, la manera que tenemos de gestionar nuestras emociones o la forma que tenemos de relacionarnos con amigos, vínculos o pareja. Conocerlo y comprenderlo genera un gran alivio y es un punto de inflexión para poder sanar.
4. ¿Cómo podemos manejar la influencia negativa de las redes sociales en nuestra autoestima y bienestar emocional?
Las redes pueden ser maravillosas si las usamos bien, pero fueron diseñadas para ser adictivas. Es más fácil secuestrar nuestros instintos a que nosotros seamos capaces de dominarlos. Las redes pueden perjudicarnos y aturdirnos. Al usarlas, de forma inconsciente, tendemos a compararnos con los demás, y esto siempre está relacionado con la tristeza y la infelicidad. Suelo recomendar hacer un uso consciente de las redes preguntándonos: ¿cuál es la razón por la que realizo una publicación? ¿Qué emoción busco? ¿Es mi vía de escape? ¿Cómo me quedo después? ¿Las redes me suman o me restan? En ocasiones, es necesario frenar su uso o incluso realizar épocas de ayuno de dopamina (la hormona relacionada con la sensación de placer, euforia y recompensa) para poder potenciar nuestra autoestima y nuestro equilibrio interior.
5. Usted habla de las «personas vitamina» en sus libros. ¿Qué pasos prácticos recomienda para rodearnos de este tipo de personas?
Las personas vitaminan son aquellas que nos llenan de energía, que nos inspiran, que nos motivan y nos hacen sentir bien. Son aquellos que nos transmiten paz cuando estamos en guerra interior. Son clave para una vida feliz. Para rodearnos de ellas, primero hay que identificarlas: ¿con quién te sientes bien después de un encuentro? Luego, hay que cultivar esas relaciones dedicando tiempo de calidad, expresando gratitud y cuidando la reciprocidad. No se trata solo de recibir, sino de dar también. Y algo muy importante: al mismo tiempo que buscamos personas vitamina, intentemos ser una para los demás.
6. Usted hace énfasis con frecuencia en la importancia de la oxitocina en las relaciones
La oxitocina es la hormona del vínculo, y liberarla nos ayuda a sentirnos conectados y plenos. ¿Cómo podemos aumentarla en la vida diaria? Los abrazos son una manera maravillosa de potenciarla, abrazos de más de ocho segundos. El voluntariado, los animales de compañía, el baile, el canto, el agradecimiento, son otras maneras de propiciarla. Dar y recibir afecto es la mejor forma de generar oxitocina y fortalecer nuestras relaciones.
7. En el ámbito laboral, el estrés es un problema común. ¿Qué pasos concretos recomienda para manejarlo?
El estrés no siempre es malo, es perjudicial cuando se convierte en crónico. En el trabajo todos podemos sufrir etapas de mayor intensidad que nos alteran y afectan nuestro sistema inmune y nuestra mente. Lo importante es entender qué es aquello que nos perjudica y aumenta nuestros niveles de cortisol —¿la relación con mi jefe?, ¿la cantidad de tareas? ¿algo que no entiendo bien y tengo que aprender? ¿la dificultad de conciliar con mi vida? ¿la sensación de agotamiento?… — y ver si existe alguna manera de gestionar esos picos de cortisol.
Otra idea que puede ayudar es identificar cuándo ese estrés está empezando a convertirse en tóxico: el cuerpo comienza a hablar y a mostrar sus síntomas. Pueden surgir dolores, parestesias, temblores, hinchazón abdominal, infecciones de repetición… Protegernos del estrés crónico nos ayuda a proteger nuestra salud y prevenir enfermedades.
8. Finalmente, ¿cómo descubrimos un propósito de vida que sea significativo?
La felicidad depende del sentido que le damos a nuestra vida. A nuestro corazón, a nuestra mente, a nuestra alma y a nuestro espíritu no les gusta vivir en el vacío y tienden a sustituir ese vacío por sensaciones. Encontrar nuestro sentido de vida, nuestro propósito, es clave para sentir plenitud. Para ello hay que realizar un proceso de autoconocimiento. ¿Qué se me da bien? ¿Puedo potenciarlo? ¿Es algo que ayuda a alguien, tiene un propósito social? Para encontrar nuestro sentido de vida, debemos frenar y reflexionar.